Actores y Destinatarios de la Acción Educativa

Los diversos integrantes de un colegio marianista forman una comunidad educativa, debidamente interrelacionados, con roles diferentes según su responsabilidad en la puesta en marcha de la tarea educativa y con aportes específicos.

Religiosos marianistas, Directivos, Profesores, Padres, Alumnos, Administrativos, Auxiliares se comprometen a:

  1. Trabajar juntos y ayudarse unos a otros en el crecimiento humano y cristiano,

  2. Cultivar las actitudes sociales necesarias para la buena convivencia,

  3. Asumir y poner en práctica, progresiva y comunitariamente, las orientaciones del Proyecto Educativo

El personal directivo

En el colegio marianista el ejercicio de la autoridad es un servicio caracterizado por el sentido de responsabilidad, participación, subsidiaridad y obligación de rendir cuentas.

Son cargos directivos: el Rector, los Directores de sección y el Responsable de Pastoral, entre otros, de acuerdo a la estructura propia del colegio.

El Rector es el primer responsable de la obra educativa, promotor y digno de unidad. Anima, organiza, informa y dirige con la ayuda de su Consejo Directivo. Crea mística de una misión común y encauza los esfuerzos de todos.

Este servicio de dirección exige buena preparación académica, capacidad administrativa, habilidad para generar un trabajo de equipo, facilidad para las buenas relaciones humanas, ser un profesional atento a las innovaciones pedagógicas y a la formación permanente del profesorado.

Los otros directivos comparten con el Rector las tareas de animación y coordinación en el nivel que les corresponde, manteniendo siempre la visión de conjunto. Con él procuran que todos asuman la identidad cristiana del colegio, animen las estructuras y el espíritu de convivencia y participación, tomen las decisiones oportunas para que la acción educativa sea efectiva y coherente.

El Rector de un colegio marianista es nombrado por el Consejo Superior de la Fundación Chaminade por un periodo de cuatro años, prorrogable por dos más. Los otros cargos directivos son nombrados por el Rector, con la aceptación del Consejo de la Fundación.

El Consejo de Dirección es un organismo fundamental en el gobierno del colegio. Lo preside el Rector. Forman parte de dicho Consejo los demás directivos y otros consejeros designados por el Rector.

Son funciones del Consejo de Dirección:

  1. Planificar, coordinar y organizar las diferentes actividades, de modo que el Colegio cumpla sus fines.

  2. Verificar la realización y el logro de las metas educativas y la calidad de los procesos, y proponer los medios adecuados para ello.

  3. Elaborar el presupuesto anual y prever los gastos extraordinarios, para que sean aprobados por el Consejo Superior de la Fundación.

  4. Definir y aplicar una política de admisión de alumnos y apoderados y de contratación de profesores y personal administrativo y auxiliar, acorde con el Proyecto Educativo.

  5. Proponer proyectos de innovación educativa para una mejor calidad de la educación, respondiendo a las necesidades y expectativas detectadas.

El Departamento de Orientación vela por una atención personalizada a los alumnos, especialmente de los que tienen dificultades de aprendizaje o de conducta. Si fuera necesario se les derivará a especialistas. Promueve el desarrollo vocacional de cada alumno y ofrece los medios para que reconozca sus aptitudes y habilidades. Asesora a los profesores en el cumplimiento de la tarea orientadora de los alumnos y de los padres.

Todo profesor, especialmente el que es profesor jefe, debe asumir el rol de orientador de sus alumnos, en cuanto al desarrollo y progresiva maduración de su personalidad y de sus perspectivas vocacionales.

La U.T.P. cumple tareas técnicas ayudando en la planificación pedagógica de cada una de las asignaturas y niveles; cuida de que se desarrollen metodologías adecuadas y de que las evaluaciones correspondan a los objetivos planteados. Supervisa el trabajo de los Departamentos de asignaturas.


Los profesores

En el profesor recae la tarea principal y más cercana de acompañar el proceso de formación y aprendizaje de cada alumno. De su calidad humana y profesional dependerá en gran medida del éxito pedagógico. Es el animador y guía de las distintas experiencias de crecimiento de los alumnos; estimula su esfuerzo constante y hace uso de su conocimiento de los recursos pedagógicos.

El profesor de un colegio marianista debe ser:

  1. Un profesional competente en lo que enseña y abierto a las innovaciones metodológicas y a los nuevos enfoques educativos;

  2. Un maestro formador de personas, conocedor de la sicología de los educandos y de los distintos recursos que ayudan a madurar a las personas.

  3. Testigo y animador de la fe y del compromiso cristiano;

  4. Integrado e integrador de la comunidad educativa, especialmente con sus colegas.

El profesor, como buen maestro, educa con su testimonio permanente de respeto, amistad, ecuanimidad, equilibrio y eficiencia profesional. Cree lo que enseña y vive lo que cree.

Como miembro del Consejo de Profesores participa de sus reuniones, aporta su experiencia y su punto de vista. Ayuda a crear un buen espíritu y es leal a sus colegas. Pone equilibrio, creatividad, alegría y colaboración en este organismo colegiado.

El colegio marianista considera necesario el perfeccionamiento permanente del profesorado, tanto en lo técnico-pedagógico como en lo pastoral y espiritual. El profesor se preocupa de su perfeccionamiento permanente.

El profesor del colegio marianista debe familiarizarse con la espiritualidad marianista y ser fiel a las orientaciones de la Iglesia. Inicia y profundiza un proceso de desarrollo y crecimiento espiritual serio. Asume su tarea como un ministerio eclesial.


Los alumnos

Los alumnos son la razón de ser y los destinatarios privilegiados de la acción educativa. Por tanto es imprescindible su adhesión activa y cordial al Proyecto Educativo y a los diferentes medios y propuestas de formación y desarrollo que les ofrece el colegio.

Son tareas del alumno al interior de la Comunidad educativa:

  1. Ser buen estudiante, poner interés, voluntad, esfuerzo y constancia en el aprendizaje.

  2. Asumir las normas de disciplina del colegio y colaborar, con su comportamiento, al buen desempeño de todos.

  3. Participar en las diversas actividades formativas programáticas y extraprogramáticas, pastorales, sociales, culturales, artísticas y deportivas.

  4. Integrar a sus padres a la vida del Colegio, informándoles a tiempo de las actividades y animándole a participar en ellas.

  5. Querer a su colegio, colaborando al buen espíritu con su alegría, entusiasmo y relaciones amistosas con sus compañeros.

A través de los años de permanencia en el colegio, se le inculcan los valores y virtudes expresados en el siguiente “Decálogo del alumno marianista, y que le acompañarán toda la vida. El alumno de un colegio marianista:

  1. Ama la verdad y se juega por ella. La verdad le hace libre.

  2. Vive con alegría y confía en sí mismo y en los demás.

  3. Respeta y ama a las personas, especialmente a los más débiles.

  4. Enfrenta las dificultades con decisión y optimismo.

  5. Adquiere las dificultades con decisión y optimismo.

  6. Adquiere una formación cultural amplia y abierta al futuro.

  7. Hace bien su trabajo y se esfuerza por ser mejor.

  8. Desarrolla el diálogo y la apertura a los demás.

  9. Es sobrio y sencillo en su vida.

  10. Se pone al servicio de los demás, de la justicia y de la paz.

  11. Procura que sus mejores amigos sean Jesús y María. Así será feliz.

El Centro de Alumnos es el canal adecuado para que los alumnos expresen sus intereses, compartan sus inquietudes y participen en el conjunto de las actividades de la comunidad escolar. Ser miembro activo del Centro de Alumnos es una instancia de ejercicio y aprendizaje de liderazgo y de servicio a los demás.

Los exalumnos multiplican en su familia, trabajo, parroquia, medio ambiente, sociedad, lo mejor de la formación recibida en el colegio. El Colegio mantiene lazos de unión con los que han egresado: acoge los aportes de su experiencia social y familiar, y ofrece cauces para la colaboración a través de la Asociación de Exalumnos.

A través de ella, en cierto modo, se integran a la Familia Marianista, reviven sus mejores inquietudes y consolidan sus ideales para poder servir más y mejor a los demás.


Los padres de familia

Los padres son los agentes principales de la educación de sus hijos. Ellos son los primeros responsables de la formación de sus hijos.

Conscientes de esa realidad hacen de su hogar la “primera escuela” para sus hijos. Les entregan los frutos del amor auténtico: la bondad, el cariño, la confianza, la preocupación y el sacrificio.

Con el Colegio, son también animadores de la fe de sus hijos. Convierten la vida familiar en una escuela de fe por el amor gratuito, el estímulo, el aprecio a los pobres, la práctica del perdón. La oración, la lectura de la Biblia y la participación en la Eucaristía dominical son experiencias formadoras de la fe de los hijos y de ellos mismos.

El colegio considera que con el alumno ingresan también sus padres; que, al hacerlo, inician o continúan un tiempo importante para su formación humana, social, cultural y cristiana. Por eso les pide una real incorporación y les ofrece oportunidades de crecimiento.

El colegio pide a los padres que:

  1. Tengan una actitud sencilla y receptiva para formarse y dejarse acompañar.

  2. Colaboren lealmente con la Dirección, profesores y profesor jefe.

  3. Faciliten al alumno los medios necesarios para su formación.

  4. Cumplan con las obligaciones económicas adquiridas con el colegio.

  5. Participen activamente en las actividades del Centro de Padres y del curso.

  6. Se adhieran cordialmente al Proyecto Educativo del Colegio.

Los administrativos y auxiliares

El personal administrativo y auxiliar de un colegio marianista contribuye a la buena marcha del colegio y a su tarea educativa:

  1. Realizando los trabajos que se les asignan, con laboriosidad y eficiencia.

  2. Haciendo propios la finalidad, el espíritu y las orientaciones del Colegio.

  3. Cultivando relaciones positivas y estables con los demás.

Juegan un rol especialmente importante los que desempeñan funciones de atención al público; con su disposición positiva transmiten, al que llega al colegio, el espíritu de acogida y de respeto.

El colegio vela para que se dé una verdadera integración entre ellos y los demás miembros de la comunidad educativa. les proporciona posibilidades de formación humana, laboral y cristiana. Posibilita instancias de reunión para plantear sus necesidades y preocupaciones.


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